Cada año consumimos una gran cantidad de productos del cuidado de la piel de los cuales desconocemos sus ingredientes y la utilidad de cada uno de ellos. Por falta de información o simplemente porque los nombres están en latin e inglés y no somos capaces de entenderlos.
Prestamos atención a anuncios que indican que son naturales, bio, hecho a mano, sin parabenos, libre de aceites o cualquier información contraria a los productos químicos. Pero resulta un error por desconocimiento.
Ni todos los productos naturales son buenos, ni el hecho de contener químicos, como dicen muchas voces, son perjudiciales. Y esta verdad se extiende en el mundo de la belleza.

¿Es necesaria la química en un cosmético?
La industria de la cosmética necesita en la fabricación de una crema de la afinidad química entre las sustancias, la efectividad del jabón para eliminar la grasa es, también, una pura cuestión química. Como es la reacción de un tinte, que te permite cambiar de color, el cabello.
Habremos leído o escuchado cómo se realiza jabón artesano con aceite y sosa cáustica. Donde es difícil controlar el pH del producto, que puede resultar inmensamente ácido para la piel. Pero se fabrica y se vende como natural.
La cosmética natural también incorpora química, y según la regulación Europea, la cosmética convencional y la natural las contempla como idénticas, solo cambia el origen de los ingredientes.
En cuanto a la cosmética bio o ecológica, la diferencia está en el origen del ingrediente y la transformación química, pero no tiene nada que ver en términos de efectividad y seguridad del producto final.

Agentes conservantes
Muchos de los productos naturales necesitan de conservantes para mantener la calidad y sus propiedades. Lo mismo ocurre para emulsionar (ligar) el agua, aceite y las esencias en una crema.
Necesita de emulsionantes naturales o químicos para obtener la textura adecuada. Como el Olivem 1000 emulsionante natural extraído del aceite de oliva. El Polisorbato 20, que está elaborado con materias primas naturales y sintéticas.
En esta tabla puedes observar los agentes antimicrobianos más utilizados actualmente en las formulaciones cosméticas como conservantes. Verás que los parabenos son los conservantes más empleados, mayoritariamente combinados con fenoxietanol ( es un compuesto orgánico) y donadores de formaldehído (compuesto químico incoloro que se utiliza como bactericida o conservante).

Lo natural y casero es lo mejor
Errores comunes de los buscadores de productos naturales o hechos en casa. Es comprar productos elaborados en talleres sin ningún control o realizar, según tutoriales, remedios o mezclas recomendadas por una influencer de moda, a base de limón o bicarbonato. Estos tienen un pH demasiado ácido, como el caso del limón, o demasiado alcalino, como el bicarbonato.
Perjudicarán la barrera natural y microbioma de la piel. Dando lugar a irritaciones, escozor, aparición de manchas, quemaduras si tomamos el sol. Cómo ves más perjuicios que beneficios.

Los ingredientes adecuados marcan la diferencia
Un producto será más efectivo que otro dependiendo de sus ingredientes y su combinación. Algunos clásicos como los retinoides (vitamina A), hidroxiácidos (ácidos exfoliantes), Vitamina C y los protectores solares.
En otro caso, aquellos que mejoran el estado de la barrera cutánea, igual de importante, sobre todo en una piel dañada, como las Ceramidas (ácido graso) o el Pantenol (regenerante e hidratante).
Toxicidad en lo natural
Por desgracia decir que lo más natural es lo mejor. Es casi una utopía. La agricultura está afectada por la degradación de la tierra, un exceso de salinización, lluvia ácida, combustión de la industria y automóviles (Co2). Lo que no contamina el suelo lo hace el aire. Lee este artículo «Exposoma».
Todos estos tóxicos, los consumiremos por la boca, la piel y la respiración. La verdad que decir que lo natural es lo mejor, es digno de admiración. Porque nuestro planeta ya no es lo que nuestros antepasados entendían como natural.
¿Cómo preservar un producto de la contaminación?
Encontramos contaminación en el origen de la materia prima para elaborar los cosméticos. Muchas sustancias naturales provienen de origen o están frecuentemente muy contaminadas, como los extractos vegetales utilizados en la elaboración. Los de origen sintético contienen relativamente pocos microorganismos.

El agua utilizada en la fabricación del producto es posiblemente el origen más frecuente de contaminación.
En la etapa de envasado, el producto se puede contaminar fácilmente por microorganismos por falta de limpieza correcta y por la intervención de operarios, lo que supone un riesgo microbiológico importante y en ocasiones difícilmente controlable.
Conservar un producto natural
Estos cosméticos no contienen en su formulación sustancias activas antimicrobianas. Pero para que no se deteriore el producto y tenga una durabilidad suficiente durante su uso. Deberá estar contenido dentro de un envase sin acceso de microorganismos.
Si utilizamos el típico bote de tapa de las cremas, este tipo de envase estará expuesto no solo al tacto de los dedos, sino al aire. Pudiendo exponerse a la contaminación microbiológica.
¿Cómo consideramos un cosmético libre de conservantes?
Sea la crema natural o no, los conservantes son esenciales para prevenir la contaminación bacteriana y alargar la vida del producto, así como por seguridad para el consumidor.
Son sustancias químicas de origen natural o sintético. Para evitar la formación de microorganismos. Muchos fabricantes suelen incorporarlos para evitar la contaminación cruzada, por un mal uso. Al incluirlo evitan que se degrade o modifique sus efectos.
Mucha gente habla de la utilidad de los productos naturales, su efectividad y la nula aportación de químicos derivados del petróleo o sulfatos, indicando que son tóxicos, y lo son. Claro está.

Para conseguir un cosmético denominado sin conservantes. El laboratorio debe controlar los ingredientes que incorpora como los detergentes, alcoholes, antioxidantes y fragancias. Disminuir el contenido de agua y su calidad. El pH. Y un control exhaustivo en la fabricación en un medio estéril.
Además, envasados en recipientes tipo airless de un solo uso, sin posibilidad de manipular el contenido por el usuario y no estar expuesto en el ambiente. Como lo descrito, resulta más complejo en su fabricación y las dificultades en su elaboración. Las cremas de este tipo suelen tener un precio mayor.
También es conocido que están obligados a incluir en la etiqueta de los envases, de forma detallada, la lista de ingredientes. Una persona con alergia a los conservantes podrá evitar el uso del producto si encuentra en ella esa sustancia que es sensible.
Lo natural no contiene química
Aparecen infinidad de artículos y blogs que indican que compres productos “sin parabenos, sales de aluminio, sin aditivos, sin rastros de químicos”… Muchos expertos indican, y se posicionan aclarando, que el origen del producto no tiene nada que ver con su eficacia. Y en cosmética la reivindicación de los productos naturales no está asociada a unos mejores resultados.
Como indican muchos especialistas, un producto “libre de químicos” no es mejor cuando en realidad todo es química. Un ejemplo: la Vitamina C sintetizada en laboratorio y la que se puede extraer de una naranja es exactamente la misma. Su efecto sobre la piel no cambia dependiendo de su origen.
Como los tratamientos de vino, cava o chocolate. No significa que embadurnarse con él nos vaya a proporcionar ninguna propiedad más allá de unas características organolépticas (olor, aroma) y sensoriales (gusto, vista…).

¿Qué es un excipiente y un aditivo?
Excipientes en una crema como norma general son el agua y el aceite. Y realmente son imprescindibles en su formulación porque se mezcla con los activos. Como por ejemplo una pastilla de color blanco de un medicamento, no todo es el principio activo, se incorpora un porcentaje muy pequeño del medicamento en ese excipiente blanco.
Aditivos son otras sustancias que contienen los cosméticos y que forman parte de ellos, estos tienen las funciones de conservación, color, aromas, entre otros. Hay de naturales y artificiales sin ser perjudiciales para la piel.

Los productos orgánicos o naturales, no deberían contener excipientes o aditivos artificiales. Pero en muchos casos los incorporan, y el usuario lo desconoce. Lo que sí ocurre, es que estos componentes han de cumplir una normativa para que sean de origen natural, esta es la normativa ECOCERT. Mira el enlace.
Existen muchísimas sustancias que se pueden utilizar y que están autorizadas. Tanto el producto como la dosis máxima a utilizar. Para la comercialización de los cosméticos, en su etiquetado debe aparecer todos los ingredientes, según como indica la agencia española del medicamento, en el reglamento RD 1957/1997.
Productos reconocidos y efectivos
Unos compuestos que están demostrados y estudiados son los fotoprotectores, los retinoides (Retinol, Vitamina A) y los Alfa Hidroxiácidos (Ácido Glicólico, Mandélico, Cítrico…) disponen de una evidencia científica consolidada que avala su eficacia.

Otros ingredientes que se han popularizado, añadidos como la panacea de la belleza y sin estudios reputados que demuestren su funcionalidad, son los filamentos o pepitas de oro, los extractos de ADN o el famoso extracto de caviar.
Muchos productos antienvejecimiento y antiarrugas, que anuncian, carecen de efectos reales de rejuvenecimiento. Solo indican, en muchos casos, el éxito obtenido por unas usuarias voluntarias y el porcentaje de satisfacción durante un periodo de prueba.
Espero que esta guía te haya sido de utilidad e interesante, y proporcione la información necesaria para elegir el producto más adecuado a tus necesidades.
Si es así, gracias de antemano y compártelo con tus amigos.
¡Si te ha gustado, no dudes en hacer click para compartir!